-Va... mos..., abre... te... -murmure mientras trataba de abrir la puerta empujándola.
No tenia pinta de abrirse así de fácil.
Trate un rato mas, pero no me iba a dar por vencida.
Baje las escaleras muy rápido para llegar hasta mi habitación. Una vez dentro, cogí mi maleta y busque un objeto pequeño plateado y rojo. Lo encontré.
Era una navaja con todo tipo de artilugios. Me la habían regalado los gemelos por mi cumpleaños. Decían que podía abrir cualquier puerta, cortar cualquier cosa y muchas otras más. Ahora iba a probar si esto era verdad.
Elegí la hoja más larga y delgada y la metí dentro de la cerradura.
Crack.
Gire el pestillo y la puerta se abrió sin ninguna dificultad y sin hacer ningún ruido.
Un cosquilleo corrió por mi estomago.
Era una habitación de techos altos con vigas y muy grande, parecía ocupar todo el tercer piso. Las paredes eran rojo oscuro, casi bordó, pero no se veía mucho de ellas porque estaba todo cubierto por unas bibliotecas gigantes de roble, y estas estaban todas cubiertas de libros antiguos.
El piso, de roble también, estaba cubierto por un par de alfombras de estilo victoriano, un poco apolilladas, al igual que dos butacas enfrentadas cerca del gran hogar de piedra que había entre dos bibliotecas.
Había tres candelabros de hierro que colgaban del techo, y estaban cubiertos de telarañas, al igual que los candelabros de pared -más pequeños- que tenían unas velas consumidas sobre ellos.
Por más que quitaras las telarañas, la habitación tenía un aspecto tétrico y sombrío. Me fascinaba.
No le iba a decir a nadie sobre esta habitación, ni a Melissa. Iba a ser mi secreto. Mi lugar para escapar. Mi lugar.
Comencé a examinar los libros, pero no los toque mucho porque parecía que si lo hacia se volverían polvo.
Todos eran sobre mitologías de diferentes culturas, leyendas terroríficas y demonios, ángeles y esas cosas. Había una biblioteca entera dedicada a seres fantásticos, hombres lobo, vampiros, centauros, momias, faunos, sirenas y cosas de ese tipo.
-Esta es la mejor biblioteca del mundo –dije para mí.
Todos los libros no tenían menos de trescientas páginas, pero no me importo. Me encantaba leer.
Elegí un libro sobre faunos y me acomode en la butaca junto a la ventana. Como llovía, no se podía ver mucho, faltaba luz.
Voy a dejar este lugar hecho una maravilla –pensé-. Voy a quitarle las telarañas, repondré las velas y capaz que les puedo hacer una adaptación eléctrica para poder ponerles bombillas de luz, recolectare madera del bosque que colinda con el jardín y lo almacenare aquí para poder encender el hogar...
Antes de que me diera cuenta, ya se había hecho de noche y todavía no había empezado a leer porque me había perdido en mis especulaciones.
-Chicos! A comer! –grito mamá desde la planta baja.
Cerré el libro que todavía no había comenzado y salí.
Mi vida aquí comenzaba a tener un poquito de color.
Espero que les guste la entrad;, si es así, por favor comenten.
Cuídense, Lali.
Linda historia, ya kiero k llegue la trama !!!
ResponderEliminarCuidat !!
Elii
www.trianglelovestory.blogspot.com
Y si te gusta twilight (=D):
www.amor-entrelazosdesangre.blogspot.com
www.anotherstoryoftwilight.blogspot.com
¡Me encanto la historia!
ResponderEliminarCuenta con una seguidora más, te recomendare en mi blog, ni lo dudes.
Tengo ganas de ver que pasa y de que reconstruya la habitación.
Publica pronto.
Besos,
Salome.