martes, 27 de julio de 2010

Primer día.

El domingo, desgraciadamente, paso demasiado rápido.
Nada interesante ocurrió. Estuve toda la mañana en mi biblioteca. El resto de la familia ignoraba eso, pensaban que seguía durmiendo.
-Mamá, sabes algo del instituto? –pregunte con nerviosismo.
Ellos nos habían anotado a los gemelos y a mí, pero no nos habían dicho nada: ni como era, la clase de gente que había, que materias nos iban a enseñar... En otras palabras, NADA.
-Les va a gustar mucho. Además, no habían muchos institutos de donde elegir, era este y uno mas, así que... Este es el mejor. Estoy segura de que les fascinara. –Fue lo único que dijo, parecía que ella tampoco sabía mucho. Que bien... ¬¬
-RIINGGGG!!!! –sonó mi reloj despertador.
Mierda.
Me bañe y vestí sin estar consciente de nada, como si fuera un autómata.
No desayune, ya que los nervios habían formado un nudo en mi estomago.
Mamá insistió en llevarnos, aunque perfectamente podríamos haber ido nosotros solos. Creo que ella estaba más nerviosa y preocupada que nosotros tres juntos.
-Adiós, que tengan un buen día! –dijo desde el coche-. Suerte!
Nos quedamos los tres quietos, sin movernos, mirando el edificio.
Era una especie de cubo hecho de ladrillos demasiado rojos para resultar agradables. No habían árboles, solo pasto corto y medio amarillento. Y eso que con lo que llovía aquí...
También tenía un cartel de bienvenida en la entrada, pero no me pare a leer lo que decía.
Llegamos justos de tiempo. Cuando había terminado de sentarme en mi banco, sonó el timbre.
Los nervios me carcomían por dentro.
-Buenos días –dijo la profesora. No tenía idea de cómo se llamaba, ni de que asignatura era-. Soy la profesora de Historia, la Sra. Baxter. Aquí tengo sus horarios...
Blah, blah, blah. La Sra. Baxter siguió hablando, pero no preste atención. Era una mujer bastante alta, de una flacura traumante. Sus severos rasgos, ojos oscuros y el pelo gris le daban un aspecto que daba miedo.
Parecía la clase de persona con la que nadie querría meterse en problemas.
Estuvo toda la clase dando un discurso sobre las normas de la institución, y se que tendría que haberle prestado al menos un poco de atención, pero no lo hice.
Podía sentir las curiosas miradas de mis compañeros sobre mí, escrutando mi cara, mi cuerpo, mi ropa, pertenencias, todo. Me sentía observada.
La clase transcurrió muy lentamente. Cada vez que miraba mi reloj de muñeca, pensando que había pasado una eternidad desde la última vez, la manecilla de los minutos se había movido increíblemente poco, y así estuve toda la hora.
-Me caes bien-dijo una voz a mis espaldas una vez terminada la clase.
Me voltee lentamente.
-Ehh... Gracias. Perdona, pero tu eres...? –dije con timidez. Sentía las miradas de todos puestas en mí.
-Me llamo Eva –se presento. Era una muchacha de estatura media, un par de centímetros menos que yo, menudita. Su pelo castaño oscuro le llegaba hasta la cintura, mientras enmarcaban sus aniñadas y delicadas facciones. Parecía una muñeca con ojos negros increíblemente hermosos. Eran rasgados hasta lo imposible, con unas gruesas y largas pestañas que los enmarcaban.
Siempre le di mucha importancia a los ojos a la hora de conocer a alguien. Dicen que los ojos son el espejo del alma, y, aunque sonara imposible, yo me daba cuanta de quien valía la pena y quien no con tan solo mirarlos a los ojos. Esa chica valía la pena, y mucho.
-Te vi el horario por encima del hombro, espero que no te moleste –continuo-. Estoy en todas tus clases. Quieres venir conmigo a la que viene?
Acepte con un solo y firme movimiento de cabeza, y mi pelo anaranjado se sacudió, llamando nuevamente la atención de todo el mundo.
No hablaba mucho, pero su silencio no incomodaba. Cuando lo hacía, su voz siempre era calma y firme. Si la vieras sin haberla oído antes, pensarías que tiene una voz aguda como la de un niño, pero todo lo contrario, tiene una vos grave de lo mas agradable, sin dejar de ser femenino, por supuesto.
-El profesor de matemáticas, el Sr. Calloway –dijo mientras lo señalaba con la cabeza. Se había sentado a mi lado-, lo tuvo Keith, mi hermano mayor –agrego al ver mi rostro-. Dicen que es de lo más estricto. Una vez Keith se olvido de hacer la tarea, y le mando cuatro ejercicios el doble de largos, que obviamente, los hizo aquí, ya que lo obligo a quedarse después de clase.
No pudo decir nada más porque el Sr. Calloway entro e hizo que todo el mundo se callara.

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Espero que les guste la entrada. Perdón si no les parece muy entretenida, pero no tenía mucha inspiración.
Gracias a Eli y Lucky que siempre me comentan. Sus comentarios me alegran el día, por más cortos que sean (aunque nunca lo son, jajaja).
Besos y comenten mucho, Lali.

jueves, 15 de julio de 2010

ECLIPSE ♥♥♥

VI ECLIPSE!!!!!!!!!, Y ME PARECIO LA MEJOR PELICULA QUE VI EN MI VIDA!!!!!!!!!!
Personalmente, Crepúsculo me encanto la primera vez que la vi, pero no había leido el libro, cosa que hice, y despúes la volvi a ver, y no me gusto tanto. Luna Nueva fue arena de otro costal: lei el libro muchísimo antes de que se estrenara, y esa es una de las peliculas que me puedo permitir decir que es mala, aunque las partes en que aparece Jacob sin camiseta... no puedo decirlo mismo, jajaja.
Eclipse me parecio E-S-P-E-C-T-A-C-U-L-A-R, asi, con todas las letras.
Espero que las que no la vieron la puedan ver, y las que si, la vean otra vez.
Besos y cuidenseee!!!

Gafas negras.

Era idéntico al chico de mi sueño, o sea, idéntico a Edward.
Tenia el mismo tono rubio casi blanco de cabello, la misma altura, todo igual, excepto los ojos, que quedaban escondidos tras unas gafas muy oscuras; y cuando digo muy oscuras, créanme.
Tardo unos segundos en pronunciar palabra.
-Disculpa... –dijo vacilante. Tenía un acento muy extraño-. Es esta la casa de los Graystone?
Sonaba nervioso, y el único razonamiento que fui capaz de hacer era que estaba sediento, y que una casa con cinco indefensos humanos le parecía casi irresistible.
-Si. –Conteste con una sonrisa, tratando de ser amable. Capaz que si le agradaba se apaciguara un poco- Tu eres..?
-Ah, disculpa. Vengo de la empresa de muebles –dijo señalando el camión con la cabeza-. Creo que tenemos un encargo.
Le dije que aguardara un momento y subí la mitad de la escalera, y una vez en el descansillo, grite:
-PAPÁ! Han llegado los muebles! –y en mi fuero interno añadí: Y algo más...
Volví hacia donde estaba el chico.
-Soy Mac –me presente-. Quieres pasar?
-Eh... Tengo que entrar las cosas del camión, así que entrare de todas formas. –Sonrió, parecía estar, más tranquilo y a gusto.
Abrí la puerta en su totalidad y lo deje pasar. Después entro con el un hombre mucho mayor, de la edad de papá mas o menos. El chico debía de ser su <<aprendiz>>.
Dejaron todo en el piso de arriba, pero en una de las habitaciones vacías.
Se despidieron mientras mamá les pagaba y les deba una pequeña propina. Luego se fueron, y antes de irse, el chico volteo en mi dirección para verme una ultima vez.
Las mariposas inundaron mi estomago.
-Bueno chicos, el primer cuarto que amoblaremos será el de Mackenna, así que manos a la obra! –ordeno papá.
-No me llames así –farfulle-. M-A-C, solo Mac.
Mientras cargaba la cama con ayuda de los gemelos, Harry, que de los dos era el más insoportable –Jack también lo era, pero su hermano era un verdadero incordio-, murmuro para que los adultos no nos oyeran:
-Hey, enana, que paso cuando le abriste la puerta el tipo ese? Parecía embobado contigo.
-Todos quedan embobados conmigo –bromeé-, si soy una belleza. Nada –dije seria nuevamente-, solo le abrí la puerta, me presente y pregunte si quería pasar.
Estuvo el resto de la noche haciéndome preguntas sobre él. Cuando por fin los muebles de mi cuarto estuvieron más o menos en su lugar, pasamos al de los chicos.
Este demoro mucho menos porque el suyo ya tenía armario y habían comprado una de esas camas que viene una encima de la otra.
Mamá y papá dijeron que no nos preocupáramos por el suyo, que lo harían ellos.
Me despedí y me metí en mi nueva cama.
El chico rubio volvió a protagonizar mis sueños esa noche.

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Espero que les guste la entrada. Por favor comenten y recomienden el blog. Gracias!
No olviden pasarse por mi otro blog (click aquí).
Besos y cuídense, Lali.